martes, 27 de enero de 2009

ANA






Llego a mi vida inesperadamente, una tarde del mes de marzo , alla por los años setenta, era alta y delgada, se movia con armonia y a primera vista se adivinaba en ella ese saber estar de niña buena, criada en el seño de una familia matriarcal. Ella era la hija y sobrina de aquel curioso grupo de mujeres que se desesperaban por colmar de atenciones a la niña de la casa. Sus movimientos eran pausados, delicados , toda ella era paz y armonia. Pelo castaño oscuro, corto, en su cara se destacaba el tamaño y forma de la nariz, si la mirabas atentamente, te quedabas perpleja observando aquella nariz que no parecia suya y que, evidentemente era una de las caracteristicas de la familia, como pude comprobar mas tarde al conocer a su madre, su hermano y al conjunto de tias que convivian con los anteriores. Era una mujer que no destacaba por su belleza fisica, ojos pequeños, labios gruesos y sensuales, rostro anguloso, nariz prominente...




Sin embargo , y he aqui lo que me atrajo de ella: su mirada; una mirada de aquellos ojos pardos, era como un iman que te atraia para siempre. Era una invitacion a la amistad y al amor, era como una promesa de ratos intimos. Cuando ella te miraba sentias que te sumergias en el mar, que te balanceabas en un columpio, que estabas sentada en una nube algodonosa y blanca, o que tenias alas y aprovechando las corrientes de aire ibas y venias disfrutando de un vuelo sin igual; podias sentir que disfrutabas de un bello paisaje en la montaña, en la pradera o en el mismisimo cielo. Aquellos ojos y su mirar te transportaban al paraiso y acababas creyendo que si existia. Habia en ellos un remanso de paz tal, que sin querer buscabas con ansia el encuentro con sus ojos.



Si dulce era su mirada, lo era tambien su voz. Convivi con ella mucho tiempo, primero como compañeras de habitacion en la residencia estudiantil, mas tarde en un pequeño departamento, alla por el barrio montevideano de Pocitos, y no recuerdo haberla oido expresarse en tono airado. Si algo la molestaba su reaccion era siempre elegante y discreta.



Y por si fuera poco, he de decir que nunca he vuelto a ver unas manos como las suyas, si su mirada era un iman que te atraia, sus manos eran seductoras tanto como sus ojos. Los dedos finos y elegantes, el movimiento alado, suave, delicado, encajaba perfectamente con la mirada y el tono pausado de su voz. La piel de sus manos era sedosa y brillaba bajo la luz del sol y te encandilaba y te quedabas mirandolas con la boca abierta, asombrada de tanta perfeccion y gracia.



Ella enseñaba frances y ademas era maestra, compartiamos actividades docentes en un mismo colegio, y cuando la veias entrar al salon donde las esperaban sus alumnos, por lo general movedizos y bullangueros, notabas que se producia un silencio calido, no de imposicion (ya llega la profe!!!) sino de adoracion, y valga esta palabra en todo su significado literal.



Aquella mujer era un dechado de delicadeza, ternura y calidez, todo en ella era armonia, elegancia y glamour. Y un dia se fue, delicadamente, como vivio... y de vez en cuando viene a visitarme en forma de paloma.....

2 comentarios:

nube gris dijo...

Me parece entrañable como recuerdas y expresas sobre la gente que ha formado o forma parte de tu vida. Puedo intuir que eres una persona muy querida.
El escrito precioso, no dejes de deleitarnos con tus aptitudes literarias.

Y felicitaciones por la música con la que también nos obsequias. Muchas gracias por dedicar parte de tu tiempo a tus fans.

Nem dijo...

uitiGracias nube, de vez en cuando me asaltan los recuerdos y me pongo a escribir ... y eso es lo que comparto con "mis fans"...