sábado, 1 de noviembre de 2008

¿POR QUE ME FUI...?

Corrían los años setenta-ochenta y allá, en aquel pequeño país del cono sur, al igual que en los países vecinos, eran tiempos de dolor, de violencia, de tiranía, de descontrol y de agresiones de lesa humanidad.
Eran tiempos de miedos, de temores, de silencio y de gritos interiores. Eran tiempos, de pobreza, de inseguridad, de lucha para sobrevivir. Eran tiempos de carestía, de hambre.
Eran tiempos en los que te preguntás los por que y te hundís en un abismo negro y oscuro, tanteando a ver si encontrás una respuesta y no encontrás nada mas que tus preguntas rebotando contra las paredes, golpeando tu frente, tu espalda, tus piernas, tu cuerpo físico y tu alma y te quedás peor que cuando caíste.
Eran aquellos tiempos en que vos descubrís la impotencia y el otro descubre que puede someterte y hacerte mierda porque tiene el poder.
Eran tiempos en que las personas vendían su dignidad al bajo precio de la necesidad, porque la dignidad se pierde cuando el estomago se encoje de hambre, cuando lo hijos te miran y te dicen: tengo hambre.
Eran tiempos en lo que ser carne de cañón era la solución para aquellos pobres muchachos que veían como solución a sus problemas de plata el hacerse soldados convirtiéndose en verdugos y ejecutores del sistemas que les pagaba mes a mes su plato de lentejas.
Eran tiempos en los que la destrucción iba de la mano de la ideología, tiempos en que se disolvían violentamente las vínculos del afecto y de la convivencia.
Eran tiempos de desconfianza, de miradas furtivas, de: callate, no digas nada aunque te joda lo que esta pasando!!.
Eran tiempos de abusos, de torturas ignominiosas, de vejaciones de todo tipo, de violaciones, de muertes, de agresiones, de cuerpo flotando en las aguas del Río de la Plata, de cadáveres comidos por lo peces, de helicópteros sobrevolando la ciudad, de cámaras camufladas, de chivatos y soplones, de miseria humana…
Eran tiempos en los que, aunque brillara el sol, vos lo veías todo gris, tormentoso, amenazante, como las llamadas que podías recibir de madrugada porque alguien te había oído protestar públicamente por alguna nimiedad.
Eran tiempos de ametralladoras frente a las puertas de entrada a la universidad, facultades, bibliotecas, teatros y cines, eran tiempo en lo que la cultura ya no era un derecho y podía ser causa de muerte violenta en el más ignorado de los callejones de la ciudad.
Eran tiempos en que la riqueza tenía mucho que ver con el poder, tiempos en que mientras vos te la veías y te las deseabas para llegar a fin de mes, tu vecino estrenaba auto, lavadora, televisor, heladera, mujer, y vacaciones en Punta del Este.
Eran tiempos en lo que, descubrías que esa persona que compartía con vos sala de profesores, alumnos y actividades varias, un día se suicido porque ya no podía seguir sosteniendo su ambigüedad, porque de alguna manera le remordía la conciencia, porque valiéndose de subterfugios y amistosidad, llevo a sus amigos, a quienes le habían entregado su confianza, hasta los mas recónditos rincones de la vejación y la tortura.
Eran tiempos en que te violaban la intimidad de tu hogar y te llevaban preso porque entre tus libros había uno cuyo titulo era “Cubismo”.
Eran tiempos difíciles. De incomprensión, de no aceptación de las ideas del otro, de insolvencia afectiva, de obscenidad, de vergüenza, de cobardía, de intolerancia, de miserias humanas, de miedo, de peligrosidad,de terror, de desarraigo…
Tiempos en que mi hermano y yo nos alejamos, tiempo en el que descubri, que moralmente el habia cambiado y que su etica nueva no tenia lugar para el amor fraterno que hasta alli nos habia movido, el era militar…
Tiempos en que, por otra parte se cimentaron amistades que aun conservo.
Esos tiempos corrían cuando me fui….

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